Esta semana, una noticia conmovió al mundo de la animación, el anime, manga y sus fans: el edificio de Kyoto Animation se incendió. Dos de los tres pisos del edificio ardieron en llamas y se cobraron varias vidas, 33 hasta donde los últimos reportes señalaron, incluidas la del director de animación Takemoto Yasuhiro.
Esto representa un golpe muy fuerte para el medio. Se han perdido vidas valiosas, se ha perdido material valioso. Los fans están de luto. Yo misma, como acérrima fan de uno de sus productos (Free), encuentro terrible el hecho. Muchos de los proyectos tuvieron que suspenderse o cancelarse, como la proyección de Free-Road to the World, que se iba a llevar a cabo el día de hoy, 19 de julio. Y ante la incertidumbre, la gente está conmovida, indignada y llena de dudas.
Pero, ¿qué fue lo que sucedió?
La versión oficial dice que un hombre de 41 años, identificado como Shinji Aoba, comenzó a rociar con gasolina el edificio al grito de “¡Mueran!”. Este boletín comenzó a crear rumores, y posteriormente a sacar datos.
LOS RUMORES
En cuanto se hizo pública la versión, comenzaron los rumores. Algunos hablaban de que el hombre alegaba que le habían plagiado una idea, otros de despecho, muchos más, de un “otaku” resentido. De ahí se soltaron las ideas locas: un amor no correspondido, ataques a la comunidad “otaku”, burlas por el suceso… En fin, un caldo de desinformación, chismes y odio muy típico de las redes sociales. Pero en el fondo, se mantenía (y aún se mantiene) una duda:
¿Cómo fue que se llegó a un extremo tan terrible?
LAS SOSPECHAS
Quiero aclarar que hablamos de un tema muy delicado. Y que bajo ninguna circunstancia es mi intención faltar el respeto a nadie sobre este asunto. Lo que trato de comunicar es un pensamiento analítico. Hay muchas dudas en esta versión oficial que no cuadran.
Las notas que han dado diversos medios varían en calidad de detalles, pero a groso modo, la historia que se ha dado es la siguiente:
Las cámaras de seguridad muestran a un hombre llenando galones en una gasolinera cercana en horas anteriores al evento. No se ha comprobado que este hombre sea Aoba, pero se tiene la sospecha.
A las 10:30 horas, Aoba, en el segundo piso de las instalaciones, comienza el siniestro, gritando “mueran” a diestra y siniestra.
La mayoría de los testigos dijo “haber escuchado una explosión” y luego ver surgir las llamas desde el edificio.
Una vez que los bomberos llegaron, controlaron y atendieron a los heridos, hallaron cuchillos dentro de las instalaciones y a la mayoría de las víctimas en las escaleras que llevaban a la azotea, por donde intentaban escapar; sin embargo, la puerta del techo estaba cerrada, por lo cual habían quedado atrapadas. Muchas de las víctimas fueron halladas sin vida, las demás, fueron llevadas a los hospitales para ser atendidas.
Los testigos alrededor del incendio, narran haber oído los gritos de las víctimas; sin embargo, uno de los elementos de seguridad, informó a la agencia Reuters que el edificio no tenía rociadores ni hidrates en el interior, pero que no los necesitaba para cumplir con el código de incendios de Japón.
¿CÓMO SE LLEGÓ A ESTE EXTREMO?
Pensemos un poco en cualquier oficina a la que uno deba asistir. En toda entrada te piden identificación y sin ésta no pasas, ¿cierto? Ahora pensemos en estudios de animación. Deben tener protocolos de seguridad. Pongamos como ejemplo un estudio mexicano: Ánima Studios, donde tuve la oportunidad de colaborar.
El edificio de Ánima, al igual que el de Kyoto Animation, es de un tamaño mediano. No es una casa pequeña de dos pisos, pero tampoco es un mega corporativo en un edificio de 50 pisos con miles de elevadores y gente entrando y saliendo como hormiguero. El tamaño compacto de ambos edificios permite un mejor control de quién entra y quién sale de las instalaciones. Entonces, pongamos una lista de filtros a sortear para entrar a Ánima:
1. Una puerta de reja con interfon
Si no te identificas en el interfon, no pasas.
2. La recepcionista
Si logras pasar de la reja porque ya te identificaste, en recepción te van a pedir que te identifique una vez más, dejes una ID y llamarán a la persona que vas a ver para avisar que estás ahí. Te dan tu sticker de “visitante” y pasas.
3. Guardias de seguridad
Que no te catean, pero sí revisan tus cosas por si llegases a llevar algo inusual… como galones de gasolina.
4. Llegas al área donde vas a entregar trabajo y ya. No tienes por qué subir, bajar o pasar a áreas a las que no tienes acceso.
Y todo terminó…
No creo que Kyoto Animation tenga un protocolo menos estricto que el mencionado o que se permita pasar a quien sea sin pedirle identificación y sin revisar lo que lleva consigo. ¿Cómo fue que Aoba pasó por la puerta del edificio sin identificarse? ¿Cómo fue que nadie notó los galones con gasolina?¿Por qué Seguridad no lo detuvo? ¿Acaso entró por alguna puerta trasera? De ser así, ¿cómo? Suponemos y asumimos que debería haber cámaras registrando los movimientos justamente para evitar que alguien ajeno se cuele a las instalaciones, por tanto, no podría entrar por backstage.
En redes, un amigo comentó: “¿y si se disfrazó de personal de limpieza? Un uniforme de intendencia y un carrito vuelve invisible a la gente”. Y aunque es improbable, supongamos que consiguió un uniforme de intendencia y entró con los galones de gasolina que -se asume- estaban recién comprados. Al momento de comenzar el incendio, gritar y rociar a la gente con gasolina, perdió la invisibilidad. ¿Por qué nadie actuó en ese momento? El bombero mencionó que no había rociadores ni hidrates… pero ¿acaso tampoco había extintores?
Las versiones que dieron a medios, hacen parecer como si este hombre hubiera entrado como Pedro por su casa con la gasolina, subido al área del segundo piso, entrado a las oficinas, rociado a la gente del mismo líquido sin que la gente se moviera o hiciera algo, y al grito, de “¡mueran!”, comenzara el incendio.
Por eso nos preguntamos…
¿QUÉ PASÓ REALMENTE EN KYOANI?
Y esta pregunta nos lleva a las inevitables hipótesis. Pero estas hipótesis, aparte de incómodas, no dejan de ser meras suposiciones sin fundamento, por ello, no las mencionaremos. Sin embargo, el estudio no produce material que pueda ofender susceptibilidades, como sucedió a South Park, cuya irreverencia sí les hizo acreedores a un par de ataques musulmanes en algún momento de la vida. Kyoto Animation hace cosas de slice of Life muy simples y entrañables. Como fan de Free puedo decírselos. (Los personajes de esa serie son un encanto).
Por otro lado, tampoco se ha reportado que tengan quejas de abuso al personal. KyoAni paga sueldos a sus trabajadores de modo regular. No se han dado casos de explotación o abuso sexual o laboral, así que tampoco podemos hablar de una venganza o de resentimiento.
Y por otro lado está la queja de Aoba: “Me han robado”. Alega plagio sobre una novela. Pero no se ha dicho por cuál obra. Si resulta que Aoba se queja porque tenía una serie sobre colegialas adolescentes… pues… vaya… que eso es el 80% del anime comercial.
Los testimonios del incendio son terribles. La página española “El Mundo” incluso recaba datos sobre Aoba bastante sospechosos, donde incluso mencionan que el tipo ya había sido internado en un centro de rehabilitación por su mala conducta, que tenía quejas de sus vecinos y que incluso parecía haber planeado el atentado con antelación.
Sea como haya sido, la tragedia es dolorosa y molesta, pues se perdieron vidas valiosas de gente con mucho talento. Y eso debería ser motivo para analizar a fondo lo que haya sucedido esa mañana tan trágica.
DE LAS CENIZAS
Por la misma tragedia, se han abierto campañas de crowdfunding para apoyar al estudio en su pronta recuperación. Cabe aclarar que estas campañas no son por parte del estudio, sino que los mismos fans son quienes están organizando la recabación de fondos para apoyo.
Lo que sí está haciendo KyoAni es vender arte en buena resolución a un precio realmente bajo. Se seleccionaron algunos frames bonitos de sus series, los cuales te venden en su página oficial por la friolera de ¥216 yenes ($38 MXN). ¡Una ganga, sobrinos! ¡Te salen más caras unas papitas familiares! Yo sigo en proceso de pedir un par de imágenes de Rin Matsuoka y Nagisa Hazuki, de Free. Nada más advierto que es una LATA llenar el formulario, sobre todo al poner tu nombre, porque te lo pide en Hiragana, pero hay páginas que están posteando el tutorial de cómo llenar el formulario sin morir en el intento (no puedo tomar sus imágenes y ponerlas aquí porque no sería justo para ellos, pero no es nada que una búsqueda de Google no solucione). Este arte se envía a tu correo a una resolución de 3840×2160 px. Es una buena manera de apoyar al estudio de modo 100% oficial y con cantidades que no te dejan pobre.
De todo corazón, y pese al escepticismo por los datos de la versión oficial de los hechos, esperamos que el estudio se recupere, se esclarezca qué sucedió y se castigue a los culpables de este lamentable suceso. Nos solidarizamos con el dolor de las familias y lamentamos las pérdidas humanas y materiales.
#FuerzaKyoAni. Y esperamos que la verdad lleve a la justicia.
SOBRE KYOTO ANIMATION
La empresa creadora de famosos anime fue fundada en 1981 por Yoko Hasta y su esposo, Hideaki. Sus trabajos son suaves, de gran calidad y encanto propio. Uno de sus más grandes hitos de la década pasada fue La Melancolía de Haruhi Suzumiya. Esta década, K-On! Se perfiló como una favorita del público otaku, mientras que Violet Evergarden se lanzó en el catálogo internacional de Anime de Netflix y Free cosechó enorme éxito en el mercado latinoamericano, llegando a ser proyectada en cines.